EL EQUILIBRIO PERFECTO ENTRE GLAMOUR Y DIVERSIóN

El equilibrio perfecto entre glamour y diversión

El equilibrio perfecto entre glamour y diversión

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Lo glamoroso usualmente nos remite a personas brillantes, gafas gigantes y carros que desafían semáforos. Más allá de lentejuelas y apariencias, hay detalles que los hacen brillar como LED en pleno apagón. Para empezar, hablemos del estilo. No es perseguir modas: es hacerlas parte de un ritual diario. Hoy usas un pañuelo extravagante, mañana aparece en todos los carritos de compras online. ¿Simple azar? Ni en sueños. El siguiente punto esencial: la manera en que usan el cuerpo. Si alguna vez viste a alguien caminar como si la acera fuera una pasarela de Milán en plena lluvia, probablemente te cruzaste con uno de ellos. Hay algo hipnótico en esa manera de moverse, como si bailaran con el viento, pero sin despeinarse (¿qué laca será esa?).


Desayunos caros y besos sin compromiso


Debemos recordar que estilo glamoroso no siempre equivale a cuentas bancarias abundantes. Hay quienes no pueden pagar un postre, pero saben combinar un suéter viejo con una bufanda floreada y parecen salidos de una revista francesa. Además del estilo externo, estos individuos tienen fuego interno. Normalmente tienen puntos de vista contundentes, gustos singulares o exquisitos, y un don increíble para evitar charlas planas. Si lanzas un comentario sin sabor, la reacción será una ceja arqueada tan potente que podría desintegrar tu autoestima en un segundo.

En el mundo de los glamorosos, todo tiene una historia. Como el sombrero vintage heredado de una tía parisina, el esmalte limón con lágrimas putas Bogota incluidas, o ese perfume que nadie sabe dónde conseguir pero huele a novela con especias. Lo curioso es que su día a día parece extraído de un guion improvisado. Entre sus cualidades: amistades de novela, viajes sacados de la nada, y la extraña capacidad de volver todo caos en comedia. Enfrentan el caos como si bailaran con él, no como si lo esquivaran. ¿Perdieron el metro? Caminan como si eso fuera parte del plan. ¿Terminan en el piso? Se alzan como divas y dicen: “el concreto quería un poco de glamour”. Los lugares donde habitan también cuentan historias con perfume y sarcasmo. Poseen objetos decorativos que no hacen nada… excepto verse increíbles en stories. Es posible que no hayan leído esos tomos gruesos, pero ¡oh, cómo elevan la vibra del rincón!.Su baño, por alguna razón, siempre huele a lavanda, y sus espejos devuelven reflejos optimistas (excepto los lunes, que nadie es invencible). Sus amores duran lo que un esmalte de oferta, pero se sienten como guiones dramáticos con lluvia y close-up. Cuando todo acaba, las lágrimas son finas, los gestos medidos y el sonido de fondo perfectamente editado.

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